Texts
Ante cada pieza creada y serigrafiada por Guillermina Lynch, se percibe la poética de su ejecución y la arquitectura de un montaje meditado en la belleza, en el sentido en que Stendhal se refiere a ella cuando afirma “la belleza es la promesa de la felicidad”.
Siento ante su trabajo este certero impacto que me lleva a pensar que de otra forma, si no mediara esta orquestación técnico-poética en su manufactura, no podríamos sumergirnos en los ritmos de esas profundidades, donde el manejo de las luces y las sombras, tan excepcionales de sus textiles, lleva a la categoría de lo real-maravilloso y nos permite acceder a ese gozoso orden de la percepción. Sus trabajos operan en esa zona de la materialidad donde la sensualidad de los terciopelos será mutada a otros estados. Aquí se cumple, sin dudas, la metáfora del encantamiento.
Las imágenes de mundos acuáticos, flores, vegetación en superficies y profundidades por donde navegan ornamentos junto con simbólicos peces carpas, trasmutan visiblemente en una sonoridad nacarada, coral, táctil, suave, metálica, acariciable, próxima y lejana, entre un “aquí” y un “allá” de un viaje de la mirada y los sueños.
Guillermina Lynch concibe así la existencia de sus textiles. Creo que alcanza, a través de ellos, la concepción de Mallarmé: no pintar la cosa sino el efecto que ésta produce.
En los espacios de habitar, casa, cuerpo, muros, exteriores e interiores u objetos, quedará su signo envolvente para restablecer desde sus textiles el vínculo con el centro vital de la belleza.
Rosa Skific
¿Qué le pasa a los cuerpos cuando se sumergen en el agua? Me acuerdo de esa película de los 80de Ken Russell, Altered States, traducida como “Un viaje alucinante al fondo dela mente”. El protagonista, un profesor de psicología, empieza a experimentar sobre la privación sensorial con tanques de flotación; piensa que nuestros otros estados de consciencia son tan reales como el estado de vigilia. Cuando entra en contacto con el líquido, su cuerpo y su mente se rompen y se transforman en un estado de materia primitiva, un estado del que no se puede volver.
En los terciopelos de Guillermina Lynch los colores se funden en el negro como la piel se expande y se pierde al hundirse en el agua; hay que cerrar los ojos y recorrer con los dedos la superficie suave de sus obras, sentir que los límites se borran, las texturas se derriten y las manchas se empastan. Guillermina es una princesa que se escapa de su cuarto y atraviesa bosques de hojas plateadas y doradas para ir a bailar a una fiesta, para usar su cuerpo y moverlo y que sus órganos y sus pensamientos nunca queden en el mismo lugar, que se deformen de placer. Su obra es ese bosque con brillitos de fantasía, con plantas de guata dorada, lagunas de charol y flores de loto, arboles de hostias que parecen de cotillón, masas amorfas de film plástico como los restos de esa materia primordial, de ese mundo que existe si caminamos descalzos y nadamos de noche.
Catalina Perez Andrade, 2018
Empezó a llover bronce
sobre el agua brillante
había una luz de atardecer permanente
que iluminaba de contraluz las flores carnosas y doradas
enredaderas esmeralda se enredaban en troncos plateados
bichitos de diamante salpicaban el agua de la superficie del estanque
donde saltaban pescados majestuosos con aletas largas como pelos rubios
Chapoteando entre los camalotes
los cerezos soltaban sus pétalos
sobre los enormes irupés
que familias de sapitos rosas usaban de islas
empezó a pasar el tiempo
y pasaron cosas
los camalotes dejaron de reproducirse
la nieve se cristalizó
Los corales empezaron a palidecer
crecieron hongos
se gastaron las piedras por el roce del agua
ocurrieron erupciones subacuáticas de azufre
crecieron bacterias alimentadas por los deshechos de los pescados
que no soportaron la temperatura
las anémonas venenosas hicieron crecer algas
que se fermentaban y se pudrían en días
siguió pasando el tiempo
y pasaron más cosas
el estanque se fue secando
quedaron capas y capas geológicas
de restos y rastros fósiles animales y vegetales
huesos de corales
sal seca
barro petrificado
ramas quemadas
sedimentos endurecidos
el fondo oscuro quedó a la vista
formando un paisaje muy peculiar.
Santiago Ortí
[...]
De chica, Guillermina Lynch encontraba esa cualidad [la belleza] en el contraste entre el agua oscura de los estanques, el brillo dorado de los peces y la carne blanca de las flores que flotaban en él. A ese recuerdo primordial lo tradujo en dibujos que, con el tiempo, empezó a estampar sobre terciopelo. La particularidad de este textil de trama peluda cuya tonalidad varía según la luz con la que se lo mire la cautivó. Y en un intento por develar la capa más profunda de esa superficie sensual y vistosa, Guillermina estampa, quema y corroe la tela, dejando expuesta su fragilidad. Con el tiempo y el uso, los shablones –herramientas fundamentales de la serigrafía artesanal– se van agrietando y el color, entonces, traspasa los límites del dibujo. La flora y la fauna acuática muta, luego se fosiliza y termina convirtiendo a los tapices de Guillermina en un paisaje táctil de capas geológicas y sedimentos salinizados.
Elena Tavelli